miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hablando conmigo misma

   -Toc, toc.
   -¿Qué coño quieres?
   -Hablar contigo
   -¿Para qué?
   -No seas imbécil, sal de ese agujero, necesito hablar un rato contigo.
   -Que salgas de una puta vez, o te saco a ostias.
   Fue la primera vez que la vi, que divisé su rostro, familiar y desconocido a la vez. Y su cuerpo demacrado y consumido. Fue tan doloroso ver como mi estimada compañera se arrastraba desde su agujero, hasta mí, que las piernas comenzaron a temblarme.
   -No me mires así, parluda. ¿Qué pasa?
   La cogí de la mano, quizás por pena, quizás para ayudarla, o quizás simplemente porque yo misma lo necesitaba. Caminamos tranquilas por una red de pensamientos  irracionales, hasta que unas nubes dieron forma a un bosque macabro, como más me gustan. Nos sentamos bajo un gran árbol, una frente a la otra.
   -Dime, ¿Qué te ha pasado para estar así?- le pregunté.
   -Has reprimido tanto… no me has permitido salir en tu ayuda durante demasiado tiempo. Tanta inactividad me ha pasado factura.
   -O Dios, perdóname. No sabía que te iba a hacer tanto mal…
   -Cállate. Quizás yo de ti, abría hecho lo mismo, supongo. Has llegado a tal punto que ya no recuerdas como ser yo. Por lo que de continuar así desapareceré.
   -¡No. Te necesito!
   -No es algo que esté en mi mano, está en l tuya. Créeme que no deseo desaparecer.
   -Joder, Soy horrible… ¿Cómo puedo hacerte esto, con lo que tú has hecho por mí?
   -Silencio. Sabrás qué hacer. Ahora cuéntame tu problema.
   -Es que… No sé, es lo de siempre.  La soledad es ahora más asfixiante. Y estoy segura de que esa soledad es un placebo creado por mí. Ya sabes, toda esa sarta de mierda que no paro de tragar, pensar y re… reprimir. Vuelvo a no soportarme a mí misma.  Sólo tengo ganas de pegarle a algo y destrozar mis cuños contra ese lo que sea. Estoy harta de apretar los dientes y no puedo hacer otra cosa. No quiero pagarla con las personas que me importa… Ahora mismo me apetece llorar, pero de mis ojos no salen lágrimas. Ni aún estando sola…
“A veces pienso que necesito desaparecer. Pero es imposible… No sé ya no veo la luz al final del túnel…
   -Pues coge un mechero y un bote de laca y crea tu propio principio del túnel. Me voy a mi agujero. No  guardes tanto rencor hacia ti misma, pues entonces  sólo recibirás eso: Rencor.
   Se marchó orgullosa dejándome entre risas. Y como siempre, la muy perra tiene razón…
Fin

No hay comentarios:

Publicar un comentario