miércoles, 25 de abril de 2012

Sin gafas de Sol...

Escucho el murmullo tranquilo de las olas en lo lejano del tiempo y algunas voces cercanas que gritan de forma inteligible.
   Es una sensación plácida que inunda mi mente bajo tu recuerdo, como el calor del Sol abriéndose paso entre mis párpados casi cerrados. Es agónico, quiero estar a tu lado, pero a la vez alejada... Me sentí cómoda ante tu mirada y tus palabras, pero a la vez temblaba ante tu inequívoca presencia.
  Tu energía, tu voz, tu mente... Hermosas escenas que vuelven a mis ojos junto con una luz dulce y pervertida que recorre mi alma mientras mi cuerpo vuela junto a la niebla malévola, que cura mis heridas más profundas.
   Esa luz no es otra cosa que tú misma, que sin quererlo, me curas y, que sin saberlo, me alivias y alejas a los demonios ingratos que tiempo atrás dormían a mi lado.
   Y esa paz... Esa tranquilidad... Ese... Sentimiento que hace a mi corazón latir fuertemente pero con lentitud... O suave y desbocado, es lo más parecido al paraíso, lo más cercano a la vida y lo más próximo al infierno. Es como la muerte pero mil veces mejor porque ahí no acaba mi exsistencia, sino que se prolonga de la forma más dulce.
   Deseo morir en ti y no con tu recuerdo...

Para ti... Girl with green sunglasses...

jueves, 12 de abril de 2012

Parafraseando a Neruda

Podría escribir los versos más tristes
esta noche de luna llena.
Describir, por ejemplo, con lágrimas
tus ojos sagrados en mil palabras...
Pero hoy no es día de llanto.

Podría dibujar las rosas más tristaes
esta noche de luna llena.
Garabatear, por ejemplo, con sangre
tus labios divinos en las paredes de mi jaula.

Podría pensar en la agonía más triste
esta noche de luna llena.
Imaginar, por ejemplo, con miedo
que nunca más pordé rozar tu piel.
Pero hoy no es día de velos.

Podría murmurar las canciones más tristes
esta noche de luna llena.
Gritar, por ejemplo, con fervor
tu nombre etéreo al suave océano estrellado.

domingo, 1 de abril de 2012

Perdóname...

Otra noche más sin ti he amanecido,
acto que jamás será acaecido,
y mi voz quebrada es apenas un susurro
que tiembla febril ante tus escudos.
Tu voz es como un puñal clavado
en las entrañas de mi alma,
cuando lo tengo dentro, apenas lo siento
pero muero al intentar sacarlo de mi pecho.
Arden tus miradas escurridizas
que me evitan y hacen trizas.
Perdóname por ser tan jodidamente clara.
Perdóname porque me embauque tu mirada.
Perdóname por soñar que te rozaba.
Perdóname por llorar cuando te marchabas.
Perdóname por necesitar que me besaras...