domingo, 1 de abril de 2012

Perdóname...

Otra noche más sin ti he amanecido,
acto que jamás será acaecido,
y mi voz quebrada es apenas un susurro
que tiembla febril ante tus escudos.
Tu voz es como un puñal clavado
en las entrañas de mi alma,
cuando lo tengo dentro, apenas lo siento
pero muero al intentar sacarlo de mi pecho.
Arden tus miradas escurridizas
que me evitan y hacen trizas.
Perdóname por ser tan jodidamente clara.
Perdóname porque me embauque tu mirada.
Perdóname por soñar que te rozaba.
Perdóname por llorar cuando te marchabas.
Perdóname por necesitar que me besaras...

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