Suculento rostro de niño
Tachado por la madurez,
De carnosos labios rosados
Nunca inmóviles, siempre tiernos.
Invaden mi alma tus ojos
Despiertos y castaños,
Con esas lascivas miradas
Preparadas para arrancar un suspiro.
Con tu grave y tranquila voz,
Capaz de sosegar a un fiero dragón,
Despiertas en mí la lujuria,
Algo de paz y un poco de amor.
Ojala y simplemente fuera cierto
Alguna palabra de estos viejos versos.
joder que profundo y a la vez doloroso
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