Mientras este cigarro, pútrido y atenazador, se cosume entre mis labios negros, las lágrimas vuelan hasta el dulce papel, emborronando la tinta.
Un líquido rúbeo, que emana de mis dedos cortados, mancilla mi fiel y dorada pluma de cuervo en busca de consuelo.
Y es que el sucio viento de tus palabras rasga y destroza lo poco que queda intacto de mi alma. Y créeme que es una tortura. Cuando mi corazón late lo paras. Cuando lo detienes desapareces... Y cuando desapareces me lo arrancas...
En el espejo de mis ojos sólo se refleja una palabra y está rayada por mis propias uñas. DOLOR, escrita en mayúscula y con restos de sangre...
Y tras estas letras existe un vacío profundo. Una espiral sin fin, de donde escapan los demonios que se acurrucan en mi cama.
¡Desaparecer necesito!
Pero... Observa... Un nuevo amanecer...
Psss... nose que decirte que no te haya dicho ya....
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