lunes, 14 de enero de 2013

Destructor

Mientras este cigarro, pútrido y atenazador, se cosume entre mis labios negros, las lágrimas vuelan hasta el dulce papel, emborronando la tinta.

Un líquido rúbeo, que emana de mis dedos cortados, mancilla mi fiel y dorada pluma de cuervo en busca de consuelo.

Y es que el sucio viento de tus palabras rasga y destroza lo poco que queda intacto de mi alma. Y créeme que es una tortura. Cuando mi corazón late lo paras. Cuando lo detienes desapareces... Y cuando desapareces me lo arrancas...

En el espejo de mis ojos sólo se refleja una palabra y está rayada por mis propias uñas. DOLOR, escrita en mayúscula y con restos de sangre...

Y tras estas letras existe un vacío profundo. Una espiral sin fin, de donde escapan los demonios que se acurrucan en mi cama.

¡Desaparecer necesito!

Pero... Observa... Un nuevo amanecer...

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